BLOG EN REPARACICONES. DISCULPEN LAS MOLESTIAS
Ilustración: Clara Sánchez Romero
MI GATO MOTAS
Mi gato Motas solía poner presentes a mis pies.
Una vez me trajo un ratoncillo.
Una ilusión emocionada de su gallarda destreza, sólo para mí.
Aún vivía. Lo liberé.
Mi gato sabía que no compartíamos gustos en cuanto a regalos... Pero no podía evitarlo.
Tomé a mi gato, profundo como un sueño del mar, y le besé el hociquillo áspero; y amé su gatuno maullido de triunfo. Luego, deposité el recuerdo de su salvaje lealtad en un hueco de mi ventrículo derecho que dice: "regalos peludos".
Mi gato Motas murió sin ruido, con el sigilo de su especie. Con elegancia, cerró las puertas de sus infinitos mundos terrestres, y se deslizó ágilmente por la gatera celeste.
Yo no sé por qué espacio lejano deambula él con sus patitas de algodón. Pero muchas veces, cuando menos lo espero, tumbada en el bostezo de mi sofá o guisando las ideas de mi sesera, escucho una lejana vocecilla, delicada como una bruñida caracola, deslizándose sinuosa por mi oído hasta dejar un dardo de polen en mi pecho:
"Miaauuuuu..."
Y sé que es él,
llamándome quedito... barriendo con su cola los suspiros de las estrellas.
*
Dibujos: Clara Sánchez Romero (mi hermana) https://www.instagram.com/clara.s.r/
Y A AQUELLOS QUE AMÉIS A LOS GATOS OS REGALO ESTE LIBRO SOBRE ELLOS, DEL GRAN ETÓLOGO DESMOD MORRIS (para mí es el más completo que he leído. Te sorprenderá)
OBSERVE A SU GATO: https://drive.google.com/file/d/1psU8UyKYKemTWM1qgBn0CpJcqHh8oKiq/view?usp=sharing
1
Él tenía los ojos verdes y una risa ingenua como una fuente nacida de la roca.
Ella miraba con ojos tímidos, pero portaba una risa de seta silvestre oculta en el bosque de su imaginación.
Cuando lo espiaba desde la última fila de la clase, él notaba en su nuca el susurro de un chopo moviendo sus hojas.
La maestra la sacó a la pizarra. Ella tartamudeó y sintió la garra de la
vergüenza en sus hombros. Pero él la estaba mirando... más allá de su
cuerpo tembloroso. Ella pudo notarlo..., y, como una rosa feliz bajo la
lluvia, le entregó calladamente la
seta de su bosque.
Al salir de clase se buscaron: dos olas cruzándose en la inmensidad del mar.
Ojos
verdes, ojos tímidos; un roce sutil de manos... y alrededor de ellos el aire toma formas de pájaros azules, mientras un dulce olor a
vainilla comienza a hacer nido en sus memorias.
2
Ella prepara el café. Ojos calmos, de arrugas tostadas. Manos de hierba.
Él lo coge de sus dedos con los suyos, temblor de agua vieja. Manos de mar.
Se
tocan, se rozan en tibia confianza... Y aflora entre los dos esa
amoroso olor a vainilla, y una liviana luna comienza a elevarse por el techo del
salón. Y crecen setas por los
sillones, salen fuentes de los espejos, se agitan chopos en la lámpara,
se escapan las rosas de la tapicería, trinan las ollas...
Y sólo ellos saben por qué, después de cincuenta años, despega el amor ilusionado al menor roce de sus manos.
***
SANGRE DE CENIZAS
1923. En el papel vi escritas sus palabras: "I love you". Las escondí rápidamente en el cajón mientras la profesora me miraba con ojos severos.
Después vino el beso, escondidos tras el pino gigante. Mi tesoro. El que ahora te enseño aquí, en esta peca de mi seno, nacida en el mismo instante en que el sol penetró en nuestros labios.
No puedo amarte; lo sabes. Soy sangre de cenizas. Mi corazón está encerrado en una vitrina de fuego, consumiéndose desde aquel 1923.
Microrelato amoroso inspirado en estas dos cartas. Propuesta de "Escribir jugando": https://lidiacastronavas.wordpress.com/2020/09/01/escribir-jugando-septiembre-2/