La belleza se oculta...




LA BELLEZA SE OCULTA...



-- Hoy  la he encontrado.
-- El qué.
-- La belleza.
-- ¿Dónde?
-- Caminaba por la calle, de regreso a casa. Llovía fuerte. Dejé que la lluvia mojara mi traje, mis papeles. Mis pasos chapoteaban en los charcos. Estaba realmente bien. Sereno. Ligero. Una suave alegría me invadía. El frescor de la lluvia correteaba por mis mejillas. Las personas huían del agua. Los coches salpicaban malhumorados y con sus focos deslumbraban a los árboles recién mutilados por la sierra voraz.
-- ¿Pero dónde encontraste la belleza?
-- No lo creerás. Un trozo de muñeco roto, uno de esos diminutos superhéroes de plástico al que le faltaban las piernas. Yacía en un charco. Al principio no sabía qué era aquello. Pensé, sigamos la pista. Lo tomé en mis manos. La luz de una farola iluminó los entusiasmados ojos fijos del héroe. Su pelo de nailon violeta brilló fugazmente, como promesa de las historias que secretamente guardaban sus músculos de hierro. Cuando me giré, una menuda mano, tendida, sin palabras, esperaba, tímidamente. Puse aquel objeto sobre ella, y entonces apareció la Belleza iluminando aquel pequeño rostro.

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 ¿Hay algo más bello que la sonrisa de un niño?




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