Mi perra naranja. Poema

                                                                     Imagen: Google

  

A mi perra, oledora del infinito

 

Era realmente naranja...

en sus orejas

y en su cálido corazón.

Calladita.

Blanda.

Dulcemente terca.

Loca por llevarme a su mundo

de olores naranjas.

Apasionada por trepar

la vida del revés.

Naranja en sus patitas luminosas.

Naranja en su risa seria.

Bella como un rosco de luz,

se anaranjaba mi caricia

en su cráneo caliente

como un atardecer

en un naranjal.


Yo sentía en ella,

en su lomo gordete,

confiado y fiel,

el tacto mullido de la amistad.

Y en sus enormes ojos de miel

veía pasar las olas...

de la inocencia.


Se me escapa una lágrima al recordarla;

una pequeña gotita

con un diminuto sol,

¡que sabe a amor

sencillo y puro!

al llegar a mis labios.


*

 

Volarela (Maite Sánchez Romero)

NANA (Poemilla para un niño)

                                                Pintura de Paul Peel (1860-1892)
 
 
NANA...

Quédate niño,
quietito
en mis brazos,
como la luna en el estanque.

Y cierra los ojos...
hasta que un olivo de plata te abra la puerta de su tronco;
o hasta que te lleven las plumas de un cisne canela;
o hasta que oigas un potrillo
que tintinea sobre un camino de oro,
se caiga la manzana del árbol de la paz...
y vaya a dormirse el viento
en tu manita cerrada.

Entonces,
abre tus ojos al sueño profundo
y deja que la noche te meza
como a una espiga confiada.
 
*


Entre la noche y el día... nace una minúscula criatura... (Poesía)

 Pintura de Caspar David Friedich

 

CRIATURA DEL ALBA


Yo soy la luz de la mañana
deslumbro a los pájaros con mi cabellera de fuego,
deslumbro a las olas del mar
y tus ojos grises se iluminan
como la corteza del viejo álamo.
Pero no puedo verme a mí misma.
Brillo para afuera, no me toco.
Siempre soy luz infinita
por abajo
por arriba.
Tan divina...
que no sé lo que es llorar.

Yo soy la oscuridad de la noche.
Te beso con mis sueños de pantera,
te arrastro a lo negro, al misterio,
a lo oculto. 
Soy tan oscura como el miedo,
soledad hecha de sangre y sombra.
No me veo, no me toco, no me puedo abrazar,
alumbro el oscuro delirio del poeta,
y amamanto a los amantes que huyen...
Me evito yo misma
y no sé lo que es reír.

Entre la noche y el día,
-en el momento justo en que cruzan sus miradas-
nace una minúscula criatura...:

Yo soy el ser humano.
Como el cisne del alba,
como el lobo de la noche.
Puedo reír,
puedo llorar.
 

***

Poema: Maite Sánchez Romero (Volarela)