x Lluvia (reedición)







LLUVIA

Mi cráneo estaba encerrado
en una vitrina de fuego.
Las horas pasaban ardiendo,
la sangre se descomponía
en mariposas quemadas.

Vi,
que tras mis cristales
llovía
una torre líquida de saludos,
gotas sin sal,
auroras redondas,
individuales y frescas,
encadenadas en un susurro
sinfónico;
millones de vuelos sumisos,
blandos,
con la sola voluntad del fin,
dejando caer su transparencia
al suelo lactante.

Podía verla en todas partes,
con su contundencia lejana
bramando frescura en los oídos
y en los hundidos vientres verter
su verde plenitud.

Podía seguir su ritmo
de síes
repiqueteando en los tejados;
su llamada
esparciéndose en un vasto aroma
de mañana naciente.

Lluvia…
rezumaba tu aliento
y desde las semillas silenciosas
llegabas hasta mí.
Y me pedías abrir mi ventana
para que yo sintiera
tu golpe mudo de flores en masa.
Lluvia bendita,
Loca,
Nueva,
Fiel.
Agua.




13. Wolfgang amadeus mozart - Piece pour piano k.33b

Llévatela (Reedición)


Carrizales, Volarela



LLÉVATELA



Quisiera cerrar los ojos
como cuando niña
y pedirte un milagro,
de los que a ti no te cuestan:
llévatela.

Tú sabes
que su mirada ahora es de piedra
esculpida en la agonía;
que sus lágrimas no son de agua
sino de ausencia;
que sus manos
arrugadas y translúcidas,
sus manos...
ya no acarician,
perdieron su memoria de tactos;
y ahora están para siempre
anudadas
en un ruego perpetuo
por un dolor que no comprenden.

Lo sabes,
a qué esperar,
tómale el alma con dulzura,
libérala
de su peso lacerante.
Lo sabes,
sus arrugas son llagas sin cerrar;
un surco estéril sus labios
en la tierra polvorienta de su rostro.

Ese dolor,
te lo suplico,
arráncalo de su rictus,
que pase a las espaldas de los vivos;
ese pulmón deshecho,
que respire con las flores...

Cierro los ojos
como cuando era niña
y la veo marchar
en un cuerpo distinto
de semilla alada,
buscando nueva luz,
nuevo rocio,
nuevos campos
donde germinar.






10 - 02 - 2008
Este poema fue escrito para alguien muy querido, que sufrió mucho durante su larga y crónica enfermedad.
 3 días después de escribir esto, mi ruego fue escuchado.

 
Foto: Volarela

Relatos de una quijótica


Ilustración para "Las torres del miedo" en "Relatos de una quijótica"



Amigos lectores y compañeros de letras:
Me ha nacido otro blog... En realidad se ha independizado de éste. He decidido pasar mis relatos viejos y los que se me vayan ocurriendo a este otro blog: "Relatos de una quijótica": http://volarelarelatos.blogspot.com.es/.
Así, "Retazos al vuelo" cobrará más homogeneidad temática y mis raros cuentos podrán charlar entre sí  más libremente ;).

Un abrazo, y gracias por seguir mis tumbos entre las letras.





Mi tierra.





"En mi ciudad, desde que nacemos, se nos llenan los ojos del azul de las aguas."
Gabriel Miró




NOSTALGIA DE TI, TIERRA MEDITERRÁNEA


Descorriendo la niebla que me nubla la mañana, te he visto, amada tierra. Seguías recogiendo hilos de sol para tus trenzas verdes, y un pájaro parecía decirme:
Estas aquí todavía. Era tan clara su voz como un pétalo de almendro.

Y el aire tuyo, de llama blanca, venía e irradiaba sobre mis lágrimas hambrientas de luz. Yo ¡estaba tocando tus amarillas flores con toda mi piel! No sé de dónde, ni cómo llegabas, atravesando el asfalto, las gasas del tiempo y la tristeza. Pero era así. Toda tu luz inundaba mi estancia con trinos de tibieza.
Aquí el romero, aquí el vencejo, y aquí la sierra austera, espinosa pero alegre, ruidosa, chicharrera y cordial. Y allá, perenne, el mar. Tu gigante de los ojos de calma.

Tierra, todo tu vientre, casi seco, humilde y suave como el de una perra que alimenta a sus cachorros con todo lo que tiene, hoy está aquí, amamantando mis sueños.
En esos sueños reposo, bajo un algarrobo. Y el paisaje abierto y puro canturrea a mi lado una antigua melodía de olas, lenta, rumorosa... Y mi sangre, al reconocerla, alcanza un tinte verde-limón que me estremece. Luego, mi sedienta alma de aliaga* se desliza por el aire, cantando, como una alondra en la ondulada libertad de los campos. ¡Cómo has grabado en mí tus tibias sonoridades, tu esparcido sol, la melancolía ocre de tus piedras, tu sonrisa tímida de tomillos! Es tan fácil para ti devolverme la calma con tan sólo un graznido de gaviota rebotando en la quietud de tu mar...

Descorriendo cortinas de océanos y nubes, tierra querida, estás ahí, con toda la piel mía que fue cayendo sobre tus huesos.
Cuídala hasta que vuelva, porque es todo lo que soy.









*Aliaga o Aulaga: Arbusto espinoso de vivas flores amarillas. Muy común en el Mediterráneo y adaptada a suelos pobres y secos.


Fotografía perteneciente a Luis G. y tomada de su blog: 
http://senderismogispert.blogspot.com.es/2010/04/el-romero-y-la-aliaga.html

Aliaga. Calicotome spinosa