Una playa espera...


UNA PLAYA ESPERA.


Playa, qué quieta esperas cada día, qué quieta...
Pasan los diminutos barcos, pasa la brisa con su pañuelo azul. Y las gaviotas de ceniza y nieve dejan caer sus gozosas patas sobre ti.
¿Qué esperas, tan callada, tan secretamente tierna?

Las susurrantes caracolas socavan tu silencio; y en la noche, la luna dibuja, sobre las algas, los sueños del mundo.

Bañada en espumas de nostalgia, nadie sabe lo que esperas.
Pero yo sí lo sé...




Son los niños. Ellos son tus invitados predilectos.
Quieres volver a sentir sus piececillos libres y suaves como panecillos.
Ansías notar sus manos construyendo fantásticos castillos; esos, que se alzarán en ti, desafiando la mordedura blanda del mar. Y así verás a la misma inocencia vestida con tu cuerpo.




Sé que anhelas oír las campanillas florales de sus voces, alimentar las golondrinas inquietas de sus ojos, atrapar los peces voladores de sus risas.

Ya llegan, ya... a la playa callada los pasos rosados...
Traen delfines en su almas, a rebozarse en tu regazo fiel.








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