Partiré










Gaviota reidora Larus ridibundus. 



Una fresca y húmeda mañana de invierno, mientras paseaba por la playa, contemplé este grupo de gaviotas reidoras. La luz contorneaba de tal manera sus aéreos cuerpos que no pude resistirme a fotografiarlas. Mientras lo hacía, sus alegres graznidos resonaban por encima del rumor marino, como si quisieran invitarme a su juego. El mar salvaje, la luz difuminada, y ellas, alocadas y rientes, formaban un cuadro hermoso y único.
La rutina, el asfalto, las minucias humanas quedaban muy lejos, totalmente cubiertos por aquellos graznidos de libertad.
Aquel cuadro, diseñado en ese instante para mí, me pedía que entrase en él. Que entrara y lo dejara todo. Yo sabía que si entraba no volvería a salir. No se puede salir de la libertad. Al menos, no del mismo modo. Todo se rompe y todo se cambia. No era el momento todavía. Estas fotos me recuerdan que cuando llegue ese día partiré, y reiré, sin mirar atrás, y reiré, como las gaviotas.


3 comentarios:

  1. Es cierto éstas bellas imágenes inspiran libertad, las aves siempre nos dan señales, creo que forman parte de algún reino angélico (idea mia).

    Bellísimo amiga Volareda.
    Un abrazo grande.

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  2. Adriana: Quién sabe, son los seres que más pensamientos espirituales nos inspiran; su vuelo, su canto...
    Me gusta mucho lo que dices sobre las señales.
    Un abrazo muy grande para ti.

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  3. Hola Maite:
    Vivo en la ciudad, mezclada con el asfalto y con los sonidos propios de la urbe; pero amo el mar, y cuando puedo escaparme a la costa, mi alma renace y se confunde con la arena y las rocas. Siempre observo a las gaviotas, admiro su libertad, su desenfado con las olas. A veces pienso, que cada ave contiene almas reencarnadas que necesitan aprender, que el espíritu es libre, y que nada puede evitar que el pensamiento vuele alto.
    Un beso, agradecida de tu paso por mi casita.

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