Fotografía tomada de Google Imágenes
En la naturaleza no se puede entrar de cualquier modo, sino
en silencio, despacio y con reverencia, como en un templo.
Si se logran acallar nuestras propias voces y penetramos en
ella, entonces, su intimidad satura de placer. A ella no le importa mostrarse,
pero es cautelosa y escurridiza. Los montes y las nubes desfilan con descaro,
mas su belleza auténtica sólo es ofrecida a sus mejores amantes: los que miran
con el alma abierta de par en par.
La naturaleza también nos pide que nos acerquemos con
alegría a su rueda de eternos giros. Es entonces cuando se nos descubre del
todo, y un diamante de mil facetas brota en nuestro pecho.
Y encontramos, arriba, abajo, a un lado, a otro, incluso
bajo el zapato, guiños como éstos:
Un caudal de luz atravesando las hojas de las hayas;
La determinación moteada de la mariquita que sube y baja por
su planta;
los pasos sigilosos y naranjas de un zorro entre el
carrizal;
una ola viva de estorninos;
la soberana araña engastada en su tela, como joya que se
sabe intocable;
el ojo del tigre oculto entre los ojos soñadores de los
árboles;
esa pardilla que coge una semilla regalada por la avena y se
la regala a su vez a su temblequeante pollo;
el orgulloso cáliz embarazado de la flor del manzano;
la austera rectitud de los acantilados estremeciendo a las
paseantes mariposas;
el trueno desgajando en abismos la estupefacción de los
montañeros;
un trino líquido abriendo la madrugada;
el viento reptando por los silencios de las cimas;
las arenas del desierto persiguiéndose en remolinos;
las hélices de las semillas voladoras susurrando esperanzas;
los ríos pintando raíces de agua en la piel de la tierra;
la cascada, obedeciendo entre risas su destino;
los escarabajos con la noche aterciopelada en sus antenas...
Y tantas y tantas voces más.....Pero todas son distintas
notas de la misma incansable laringe. Y cuando entran finalmente en tu corazón
te elevas; brota tu oculta semilla, te haces grillo y acabas cantándole a la
luna con toda la savia de tu sangre.
Un valioso y profundo texto, amo la naturaleza y tengo la necesidad de estar cerca de ella por espacios prolongados.
ResponderEliminarEs la única manera en que me siento revitalizada, también lo hago con mis alumnos, pero necesito estar algún tiempo en soledad.
Gracias por compartir amiga.
PD: te cuento que no se me actualizan tus entradas en mi blog, estuve leyendo tus entradas recién ahora, debe estar pasando algo....,
Besitos dulce Volareda.
Acaso la esencia de la naturaleza reside en los ojos de aquel que sabe mirarla, apreciarla, amarla, cuidarla, engrandecerla...
ResponderEliminarQué prosa más hermosa. Te felicito.
Besos
Adriana:
ResponderEliminarA mi me pasa lo mismo. No puedo alejarme de la naturaleza; es mi vida. Y creo que todo el mundo la necesita, aunque sea a través de una planta, de un parque, en la ciudad oyendo los pájaros urbanos o soñando con el mar mirando una postal... Y es porque nuestras venas fluyen como los ríos, nuestra piel siente el sol o el frío como las piedras; sufrimos y experimentamos como los animales, necesitamos la luz como las plantas, y la materia de los elementos circula por nuestro propio cuerpo. Además, esta Tierra nuestra es nuestra madre, en ella podemos encontrar sabiduría, fuerza y amor. Sé que ella nos ama, y cada uno de sus seres, y cada uno de sus sonidos, aromas o colores son palabras suyas para nosotros.
Muchas gracias por tu visita; siempre me alegra.
Trini: Gracias por tus palabras. Y tienes razón, ahí reside, y en el corazón.
Un beso grande.
Que belleza!!!!! Me ha encantado y te lo aplaudo. Bravisimo!!!!!!!!!
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