Valencia es la tierra del color, del sueño, de la cálida sonrisa. Es dulce y te empapa con su luz. Todo en ella es templanza, verdor y aromas.
Sin embargo las tierras castellanas son duras, difíciles, extremas en el clima, elementales en su expresión: colinas adustas, llanos esteparios, trigales efímeros. Las asocio con colores dorados, rojos o marrones, siempre sometidas a la inclemencia de un cielo solitario. Pero esta tierra vive, respira y sueña, se nutre de lágrimas, risas y anhelos de las criaturas que la poblaron y la pueblan.
Y aquí tenéis el poema:
Precioso poema, Maite, el clima y las tierras de Castilla son duras, y sus gentes son sobrias, austeras, rigurosas y trabajadoras; y les encantan sus paisajes tan a juego con su carácter... dorado, marrón, rojizo... tan de verdad, tan auténtico ;)
ResponderEliminarUna vez más enhorabuena por tu poema, por el montaje y tu magnífica interpretación!
Besos mil
Qué bien describes a la gente castellana... Justo ésa es la impresión que me han dado... sobrias, sencillas y auténticas... Los colores los siento como tú, cálidos, quizá por esa extensión tan enorme de la tierra que parece que no acaba... Castilla la Vieja es más montañosa, pero aun así parecen compartir ese carácter. (Tenemos entre nosotros una linda mancheguita: Mª Jesús. )
EliminarUna gozada disfrutar de tus comentarios, sensibles, atentos y entrañables :)
Muchos besos!!
Es un poema bellisimo, ni aún siendo castellana te podría haber salido mejor.
ResponderEliminarNos recuerdas que el amor que habita en esa tierra es tan grande o más que el de otros lugares con paisajes más llamativos.
Besos.
¡Gracias, Ana!
EliminarSí, seguro que el amor a la tierra de esas gentes, que siempre les dio todo lo que tiene, es tan grande como muchos de sus campos infinitos... Me gustó imaginarme que la tierra les correspondía...
Me alegras mucho con tu impresión :)
Besitos mil!