Para el reto juevero que nos propone Dorotea con el título: "Un elefante en mi mesa".
MI NOVIO SALVATORUS
Sé que estoy un poco loca; lo sé. No encuentro la manera de dejar de ver animales en las personas. Yo misma soy una ardilla roja, inquieta, y con ese afán de guardarme palabras en los mofletes, para cuando hagan falta... Y ahora pensaréis que el elefante que se invitó a mi mesa es otra de mis chifladuras... Pues no. Su nombre: Salvatorus elephanticus, subespecie musicalis lo define:
Masivo de cuerpo y de alma; fuerte generoso, noble, bravo y protector como un soberbio elefante, se sentó a mi mesa de la cafetería como si me conociera de toda la vida, y en tan solo dos minutos, os lo juró, aquel tipo me cautivó.
Era feo para el gusto humano, pero a mí de humana no me queda mucho. Su larga nariz vibraba al ritmo de sus bromas, barritadas con esplendores de orquesta; sus ojillos enterrados entre sus gruesas mejillas guasonas y sus espectaculares orejas parabólicas despertaron toda la curiosidad de ardilla que hay en mí. Con su memoria elefántica me recitó tres páginas de Shakespeare y la letra "A" de amor, completa, de la enciclopedia Espasa. Luego tocó la "Danza del sable" en un solo apabullante de trompeta. Pero lo que más me enamoró fue su enorme corazón capaz de bombear su sangre y la mía...
Salí feliz de la cafetería, a lomos de su masivo ingenio, un poco anonadada de contemplar el mundo desde esa vista única... Y seguí montada sobre esta dulce corporeidad durante tres años... hasta que mi bella historia terminó, como ocurre con todo lo inolvidable. Las estrechas camisas de cemento le hacían daño y quiso buscar otras más amplias, de hierba y cielo, marchándose a la sabana africana, a fotografiar elefantes para el National Geographic.
Yo no lo pude seguir, debido a mi trabajo recolector y a mi temor a la horizontalidad sin límites. Quizá sea cierto que una ardilla y un elefante no son compatibles... Los cohetes de nuestras vidas se dispersaron en direcciones opuestas... Pero a veces, en lo vivos atardeceres, me siento muy nostálgica. Entonces, me subo a uno de mis pinos y creo escuchar las notas de un apoteósica trompeta quebrando las nubes de mi alma en hilillos naranjas...
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Qué monada de ardilla, así, tan amiga del elegante, qué añoranza tiene al recordarle.
ResponderEliminarChulísimo, me encantó. Un abrazo
Qué maravilla, mi querida amiga… Además de tiernamente imaginativo, tiene un racimo de hermosas metáforas… “Las estrechas camisas de cemento…”
ResponderEliminarFantástico relato… Para volar descalza, y con una música que acompaña…
Un verdadero placer, preciosa…
Abrazos enormes, y muy feliz día 💙
Sencillamente esa pareja es ideal jaja, Me gusto el enfoque que le diste, tal vez las cosas más dispares sean en realidad las más queridas. Y tu imaginacion asi lo dejo escrito. Me gusto leerte fue como abrir la mente a un mundo mucho mágico que en verdad es. Un abrazo y feliz jueves.
ResponderEliminarQuiero que sepas que a veces soy un hipopótamo amarillo y que canto muy bien. A ver si me preparas castañas con crema y cualquier día paso por tu casa. Has disparado mi fantasía!! Gracias por participar y un abrazp
ResponderEliminarMe gusta mucho tu chispeante historia. A mi me gustaría ser un pez volador, y saltar tan alto como para subirme sobre una nube, o mejor un arco iris en los días de lluvia y sol, y ver el mundo desde arriba.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué ternura de relato! Emocionante amor entre dos seres tan dispares. Esa historia vivida quedará impresa en su recuerdo.
ResponderEliminarBesos
Muy lindo relato, un cuento, como esos que nos gusta para despedirse del día, y soñar,
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo:)
Me encantó tu historia, muy poética y fantasiosa, con gran libertad de imágenes y palabras. Una preciosidad muy bien acompañada por la imagen que escogiste. Un abrazo
ResponderEliminarUn relato muy metafórico , lleno de naturalidad y belleza, el amor florece y la vida se abre camino.
ResponderEliminarMe encanta tu ingenio.
Un fuerte abrazo
Precioso relato lleno de ternura e imaginación, como son los cuentos que no suelen olvidarse porque acaban llenando el espacio de amor. Conseguiste crear una pareja maravillosa. Enhorabuena !
ResponderEliminarSaludos
Aaayyyy que ternura de pareja por dios! Un amor de los imposibles, que se hacen posibles porque ambos quieren!
ResponderEliminarMe ha encantado!
Un saludo.
Sé que has disfrutado contando este relato. Eso de sentirse ardilla roja debe ser muy gratificante...Y un señor elefante con su gran memoria, cultura e imaginación,pues es muy atrayente e inspirador...De nuevo nos impulsas a sentirnos parte de la naturaleza,correr,volar y disfrutar de ese aire mágico y libre que en estos momentos de pandemia nos hace muy bien. Enhorabuena por tu creatividad, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo de paloma errante y mensajera,je,je.
...y el premio al mejor relato, de este concurso denominado "Amor a la Naturaleza", patrocinado por Francisco de Asís y Asociados, es para......... (redoble de tambor, mientras se abre el sobre), VOLARELA, seudónimo de la poeta Maite Sánchez Romero.
ResponderEliminarMe encanta esa ardilla y su enamoramiento ante ese ser que describe con toda serie de prerrogativas ante las que ella queda rendida.
ResponderEliminarEs curioso que quienes hemos optado por el elefante como protagonista hemos coincidido en darle el mismo perfil, me preguto por qué será, quizas tengamos una atracción especial por eses animal bonachón y juguetón, jajajajaja
Que preciosidad de texto!! Veo que compartimos el amor por los elefantes. No se que decir, has abierto el pozo de la dulzura en ese amor entre elefante y ardilla. Besos.
ResponderEliminarEs una preciosidad tu relato, tierno y romántico, de esos amores que no se olvidan.
ResponderEliminarAbrazo
que bueno todo. todo. laspersonas animaliformes (me recordó los perros que se pareen a sus amos), las ocurrencias que te guardas en los mofletes, la agorafobia de la ardilla en la sabana africana, la trompeta. hasta el dibujo esta genial. y se ms olvidaba cuando se sube a los arbolrs y sueña con africa, me recordo a meryl streep de vuelta en dinamarca
ResponderEliminarbesosss y felicidades maite
Qué bonito- Es increíble que dos animales tan dispares en tamaño sean novios. Cuando el amor llega ni la edad, ni el tamaño, ni el sexo ni el color de la piel importan, tan solo el amor.
ResponderEliminarPrecioso.
Abrazos
me encantas!!!!
ResponderEliminarque mas puedo decirte!!!!