Pinceladas Naturales I

 Mientras añoro volver a mi naturaleza, reedito estas "pinceladas", pequeñas impresiones que espero que os gusten.


(Fotos tomadas de la red)





SALAMANDRA


Casi deslumbrada por el verde de un tilo, y tras comprobar que un beso de sol se ha quedado adherido a su resina, veo emerger del fondo del arroyo una salamandra.

 La negra salamandra ha dibujado en el agua el pestañeo de un big-bang.


*





 ANOCHECER 

Azulea el viento entre los juncos una vieja tonada.
El martín pescador se ha tragado el último rayo de sol.

Cierra los ojos el abetal mientras una ardilla
quiere escapar de la noche.



*



ALGUNOS ÁRBOLES 

Algunos árboles junto al río se inclinan, se mecen. Sus hojas son agudas notas que caen al agua, a la corriente honda.
Algunos árboles junto al río se despiden, eternamente, llorándole al tiempo sus hijas caídas, sus ramas quebradas, perdidas para siempre.


*





MAÑANA AZUL

Sonreímos al levantarnos.
Mientras, las gaviotas acarician la serena frente del cielo.
Hoy estamos completos. Y alegres. Y embriagados de este azul apasionado. El horizonte se desborda, estirando sus dedos hacia nosotros.



***

Esponjar el amor.

Para Ángeles; por su grandioso poema y grandiosa entrega a ese ser tan especial con sindrome de Down, niños que vienen al mundo regalando amor.
¡Gracias por tu poema único!:
Cromosoma 47: http://huellasdelalma-nines.blogspot.com.es/2015/07/cromosoma-47.html



                                                  Foto: Google Imágenes



ESPONJAR EL AMOR


Nada. Viniste con blanca lejanía en los ojos.
Nada, decían.
Tus manos apretaban el tierno plumaje de la vida redonda
y sonreías a la sonrisa del abeto.
Te hiciste a ti mismo de amor,
y un rubor de amaneceres rodó por tu mejilla.
Y un sol inocente como una piruleta te nacía de los dedos;
 y mirando por un túnel de flores veías caer el día
como un gigante dulce y soñoliento.

Gota a gota balbuceabas la vida,
acariciabas flamencos de luz,
le decías adiós a los gatos y a la araña oculta en las llamas del fuego.
Una mirada de helechos envolventes
desde los ojos de tu madre
 te cubría.

A tu lado crecía la hierba olvidada 
de todos los prados del mundo.
Pero tú no podías crecer, dejar de ser niño o ángel de alas ciegas.
No podías...
Esponjar el amor, sólo eso
esponjar el amor con tus manos,
brotes verdes de la inocencia,
hasta hacerlo música en tu sonrisa,
aquella fuente sagrada
de la que beben pájaros de plata.

*

Volarela, 14 de febrero del 2014

Bosque (Impresiones)



  

 Para nuestro inolvidable amigo Karrás, guerrero de la luz, amante de la naturaleza sin igual. Tu espada hermosa brilla en el cielo y nos inspira.

http://delamanodelbosque.blogspot.com/

 

                                                     BOSQUE

 

  El bosque callaba, porque se sabía el todo de mis sueños.
Entró primero con su aroma hondo y entrecerró mis ojos. Su aliento de nieblas, verde y serio, se acercó hasta posarse a mi lado. Los trinos de cientos de pájaros fueron llamados por el sol, que los reunía al atardecer en su regazo de fuego... A ellos...: a sus mil corazones poetas. La algarabía era absoluta; de un absoluto tan dorado que dolía. Todo vibraba.  Las alas removían las ramas como risas de niños. Yo casi flotaba, entre aromas de resina y rayos de luz, siguiendo la música como un viento ebrio. Y tan solo era blanca..., sencilla alegría, tan solo...

 Luego ocurrió el milagro diario del silencio sobre las raíces. Sólo el cárabo quedó pintando una estela de bronce en la oscuridad. Olía intensamente a estrellas. Entre las hojas soñolientas pululaban a millones. Podías guardar las que quisieras bajo los párpados. En la oscuridad se hace patente que la inmensidad habla; y las ideas se hilvanan sin fin. Eliges la que deseas y sigues su larga trenza de plata. Entonces comprendes que todo se encadena, como un río profundo que circula por todos los seres, y puedes seguirlo por las venas de las hojas hasta las estrellas.

 
  Mientras crujían mis zapatos por el suelo mullido de secretos, los árboles se alzaban más grandes y soberanos, más vivos. Notaba fuerza. Los percibía anchamente compasivos.
  Al pie de un gran abeto me dormí.
  Mi latido consumía la existencia, pacíficamente, como el fuego consume la leña.


Foto (Bosque de Irati), texto y dibujo: Maite Sánchez Romero